La cancelación de expediciones es poco frecuente, pero puede deberse a problemas logísticos imprevistos antes de la salida (por ejemplo, que no sea posible llegar al lugar de salida debido a un suceso natural importante) o a problemas del guía cerca del inicio del viaje (por ejemplo, que enferme o se lesione). Durante la expedición, puede deberse a cuestiones como el mal de altura o las condiciones meteorológicas que nos obliguen a ajustar el itinerario, aunque esto forma parte de lo que puede ocurrir en una expedición a gran altitud.